Hace unas semanas, conversando con una clienta de Huayranga School, surgió la pregunta de si deberíamos obligarnos a trabajar los asuntos emocionales pendientes que tengamos; o si más bien, deberían ser temas que se traten cuando surjan por sí solos…
La pregunta iba en el sentido de si -por ejemplo- deberíamos programarnos una par de citas al mes, con nosotros mismos en primer lugar -pero acompañados si queremos- para tratar y/o procesar ciertos temas emocionales que sabemos que los tenemos ahí metidos…
La otra opción -por el contrario- era dejar que simplemente las cosas se queden así como están mientras tanto y solamente tratarlas cuando una situación de crisis o algo por el estilo nos obligue a hacerlo…
Mi opinión la voy a dejar vertida en estos tres apuntes que espero francamente sean de su de utilidad ?
1. ¿Tienen cañerías en sus casas?
Si se dieran cuenta que en las cañerías de su casa algo anda mal porque hay alguna filtración de agua en la pared, un sonido de agua desperdiciándose o un desagüe que se atora y no deja pasar agua…
¿Qué creen que sería lo recomendable para hacer?
¿Esperar a que el asunto pendiente surja o explote en algún momento para recién tomar cartas en el asunto? ¿O abordar el tema de antemano, antes de que haya consecuencias mayores?
Mmm… ?
Esa misma lógica con la que se están respondiendo la pregunta en este instante… ¿Creen que también podría aplicarse al manejo de nuestra emocionalidad?
2. ¿Qué prefieren manejar? ¿Crisis o mantenimiento?
Siguiendo con el ejemplo anterior…
¿Qué preferirían tener que gestionar?
¿Una crisis de gasfitería en sus casas?
¿O un asunto de mantenimiento?
En mi opinión, podemos seguir también la misma lógica al gestionar los asuntos de nuestra emocionalidad…
Si sabemos que ya hay un problemilla ahí que tenemos que solucionar… ¿Por qué esperar a que el asunto “surja por sí solo”, si sabemos que lo más probable es que eso signifique que el problema ya es más grave, o peor aún, que ya es una crisis?
En general; creo que en ninguna área de la vida preferiríamos -conscientemente- gestionar una crisis en lugar de una operación de mantenimiento programado…
Pero por algún motivo, parece ser que en el área emocional dejar todo para luego es lo más común… Y al final…
De seguro ahorita estarás pensando en las consecuencias de andar haciendo eso por la vida… ¿O no?
3. Si fueras a escalar una montaña… ¿Llevarías una mochila con diez kilos de piedras sin que haya la necesidad?
Parece mentira… Pero muchas veces son nuestras piedras emocionales sin procesar las que nos dificultan el escalar la montaña de la vida… ¿O no?
Ponte a pensar un momento… Recuerda las cosas que has dejado de hacer -o que has hecho muy mal- por no haber procesado con anticipación esas piedras -o rocones- emocionales que están dentro de ti…
¿Recordaste?
Ahora trae a tu mente también, la idea, de que las acciones que cometemos siempre están ligadas, de alguna y otra manera, a nuestro estado emocional; ya sea un estado emocional temporal, de mediano plazo, o de largo plazo… No somos robots… Somos seres humanos y nuestra emocionalidad está permanentemente ligada a nuestro ser, a nuestras acciones; y por lo tanto, también a sus consecuencias…
¿Qué piensas ahora?
Si ya estás escalando en la montaña de la vida… ¿No sería mejor procesar ese peso emocional de manera intencional, programada, ordenada, más proactiva; en vez de esperar a que surjan los problemas mayores o las crisis para recién reaccionar y ponerte manos a la obra?
Pensando, barrio… ???
Anotación final:
La idea de procesar por voluntad propia los asuntos emocionales que tenemos pendientes puede dar mucho temor, y por lo general ése es el motivo por el cual solemos evadirlos y/o postergarlos…
Sin embargo; recuerda que, como dice el dicho:
“La luz está al final del túnel.”
O como dice Will Smith:
“Al otro lado de tu máximo miedo están las mejores cosas de la vida.”
Y otra cosa:
Hay muchas maneras de hacerlo, y no tienes que hacerlo solo o sola ?☀?
Te lo dejamos en video:
Huayranga School
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