La pandemia ha incrementado -para muchos- las probabilidades de sucumbir ante las emociones negativas… La tensión generalizada en temas de salud, sociales y económicos pinta el panorama y puede afectarnos emocionalmente…
De seguro que no a todos nos afecta por igual… Sin embargo; a todos podría venirnos bien el aprender a protegernos de las emociones que tan especialmente se movilizan en esta época, y de esa manera reducir el riesgo de sucumbir ante sus garras…
Por tal motivo, a continuación desarrollo tres apuntes para ayudarnos a gestionar dicha situación…
1. Toma consciencia de que te ha llegado esa emoción y decide gestionarla
Tomar consciencia
Muchas veces cuando una emoción se forma dentro de nosotros no tomamos consciencia de que esto está ocurriendo y simplemente nos dejamos invadir por ella… Cuando esto ocurre, las emociones suelen dirigir completamente nuestro estado de ánimo y nuestros actos… Nosotros pasamos prácticamente a estar a su merced…
Tomar consciencia de que una emoción ha llegado hasta nosotros quiere decir que podemos reconocer que dicha emoción está dentro de nosotros y sentirla, pero sin la necesidad de actuar tal y como ella nos indique… Es decir; podemos reconocer que sentimos tal o cual emoción, pero al mismo tiempo podemos reconocernos a nosotros mismos como un ente aparte de tal emoción…
Al tomar esa distancia de identidad, podemos entender que no somos la emoción y podemos observarnos a nosotros mismos en cuanto a cómo reaccionamos ante ella… De esa manera tomamos consciencia de que ella está ahí dentro de nosotros, pero también tomamos consciencia de que no somos ella y de que podemos tener una actitud independiente de su naturaleza emocional…
Entonces… Tomar esa postura de consciencia ante nuestras emociones nos brinda la oportunidad de decidir más conscientemente acerca de cómo vamos a reaccionar ante su existencia… De esta manera somos nosotros los que tenemos la oportunidad de decidir cómo vamos a actuar, y no es dicha emoción la que está dirigiendo nuestros actos, nuestro estado de ánimo y por lo tanto nuestra vida…
Decidir gestionarla
Una vez logrado ese punto en el que ya te hiciste consciente de tus emociones, lo que toca es decidir qué vas a hacer respecto a ellas…
Un camino podría ser dejar que ella te gestione a ti… Dejar que guíe tus actos y tu estado de ánimo en general…
Otro camino podría ser tomar la decisión de ser tú quien gestiona la situación… Ser tú el capitán o la capitana de tu alma…
Mi sugerencia, por supuesto, es que seas tú quien tome la decisión de gestionar tus emociones y no dejar que sea la emoción quien te gestione a ti…
Anotación
A veces podrás tomar consciencia ni bien sientas que esa emoción se está formando dentro de ti…
Otras veces quizá recién puedas hacerlo cuando ya lleve un buen rato apoderándose de tu ser y de tus actos…
Sin importar cuánto tiempo lleve la emoción dentro de ti ni en qué profundidad haya calado, una vez que hayas podido tomar consciencia de ella, estarás listo o lista para empezar a gestionarla…
2. Utiliza tus habilidades de gestión emocional
Aunque el solo hecho de tomar consciencia de una emoción es ya una parte de la gestión emocional, lo que viene luego de eso podría necesitar de todas las habilidades de gestión con las que cuentes, y quizás algunas más… Todo, claro, dependiendo de la situación…
Pero lo que definitivamente aumenta las probabilidades de éxito es que utilices las habilidades de gestión emocional con las que cuentas…
Esto puede parecer muy lógico… Sin embargo; muchas veces no llegamos a utilizar las habilidades de gestión emocional que ya conocemos porque en el momento en el que las necesitamos simplemente nos olvidamos de ellas… Esto, por supuesto, también dependiendo de cada situación…
Tomar un respiro nos puede ayudar…
Una vez que hemos tomado la decisión de gestionar nuestra emoción, y no de sucumbir a ella, lo que nos puede ayudar es tomarnos un respiro hasta que nos calmemos un poco y podamos recordar nuestras herramientas de gestión emocional más claramente…
Un respiro, sí… O varios… Pero el asunto es respirar profundamente hasta que nos sintamos más calmados y en consecuencia, gracias a ello, podamos recordar más claramente qué herramientas de gestión emocional son las que sabemos utilizar…
Luego a utilizar nuestra habilidades de gestión emocional…
Para algunos les servirá los ejercicios de respiración para procesar emociones (acá les dejo una nota que profundiza el tema)… Para otros les sirva quizá salir a dar una vuelta… A otros escuchar música… En fin; las herramientas pueden ser infinitas, siempre y cuando cumplan la misma función: Ayudarnos a gestionar nuestra emociones (no huir de ellas)…
Ojo: Las herramientas de gestión emocional deben de ser beneficiosas en general… Descarta aquellas que solamente te brindan satisfacción inmediata pero que tienen efectos secundarios negativos… Y por supuesto descarta también aquellas que perjudiquen a otros seres…
3. Capacítate en gestión emocional
Podría parecer superlógico pensar que, si lo que deseamos hacer es gestionar mejor una emoción, entonces nos capacitemos en ello… Pero la realidad es que usualmente no lo hacemos…
Si queremos preparar un plato de comida que no sabemos cómo preparar, lo más probable es que preguntemos la receta a alguien que sí sabe cómo hacerlo o que busquemos información en internet… Es decir, nos capacitamos…
Lo mismo ocurre si queremos hacer alguna manualidad, o arreglar algo en casa… Si no sabemos cómo hacerlo, pues buscamos capacitarnos para poder resolverlo…
Igual sucede normalmente si en el trabajo nos piden que hagamos algo que no sabemos cómo hacerlo… Lo primero que hacemos es capacitarnos… Inclusive, es muy probable, la misma empresa para la que trabajamos sea la que nos brinde la capacitación…
Sin embargo…
Cuando se trata de temas emocionales, la cosa cambia…
Sentimos una emoción que nos hace daño y que no sabemos qué hacer con la situación, y no acudimos a alguien que nos pueda capacitar en el asunto, ni buscamos en internet… ¡Y esto ocurre muchas veces con emociones que llevamos a cuestas hace años!
¿Por qué no actuamos con la misma lógica que en los otros casos?
Supongo que hay infinidad de razones…
No es un tema que vaya a profundizar en esta nota, pero podría mencionar, por ejemplo, que quizá nunca nadie nos dio la idea de capacitarnos en ese tema y tampoco se nos ocurrió, o quizá sucedió algo de eso pero no nos generamos el hábito… Lo que fuere…
El asunto es que simplemente no lo hacemos…
Pero eso puede cambiar…
Si quieres empezar a hacerlo en este instante, piensa en una emoción que te gustaría aprender a gestionar, quizá algo repetitivo que te sucede de manera continua, y luego busca en la internet… Lo más probable es que estés leyendo esta nota en internet… ¿Qué podría detenerte? Tú mismo o tú misma nada más…
Es bastante sencillo…
Si por ejemplo sientes tristeza y depresión, buscas “cómo gestionar la tristeza” o “cómo gestionar la depresión”… Si sueles sentir angustia o ira; de igual manera, buscas “cómo gestionar la angustia” o “cómo gestionar la ira”…
También por situaciones… Por ejemplo puedes buscar “cómo evitar el estrés de un trabajo exigente” o “cómo lidiar con padres sobreprotectores”… En fin, las posibilidades son infinitas…
La internet es un buen camino para empezar porque es fácil y personal… Pero también puedes acudir a buenos profesionales o mentores sobre el tema, así como leer libros y, por supuesto, ver programas al respecto o documentales…
Como fuera que empieces y que te sigas capacitando, el asunto es que lo hagas… La consigna, en todo caso, es ésa: Capacitarte en gestión emocional ?
Huayranga School
Esta nota forma parte de nuestro programa de acción social Huayranga School, que tiene el objetivo de Ayudar a las personas a crearse una vida mejor. Si deseas consultar sobre nuestro servicio de asesoría personalizada para la gestión emocional o para el desarrollo personal integral, comunícate con nosotros al WhatsApp 981224488 ó a nuestro correo electrónico huayranga@huayranga.com. Estaremos encantados de atenderte