Escribe: Moisés Gaviria.
¿Qué tan bien tratamos a los demás? Más aún: ¿Qué tan bien tratamos a los demás cuando no nos agradan? Más aún todavía: ¿Qué tan bien tratamos a los demás cuando no nos agradan y son más débiles que nosotros o se encuentran en una posición más desventajosa que nosotros?
Mientras veía la película Guasón e interiorizaba la increíble situación que atravesaba nuestro amigo Arthur, añadida a la manera en la que, sin querer, generaba él un desagrado hasta cierto punto comprensible en las personas… Mientras eso sucedía, al mismo tiempo pensaba ¿Qué acaso no pueden generar sentimientos de compasión las personas con comportamientos como ése? Más todavía: ¿Qué acaso no pueden generar, no solamente sentimientos de compasión, sino también actos de compasión, las personas como el Guasón?
Ira versus compasión
Cuando nos topamos con personas cuyos actos nos desagradan, o más todavía cuando sentimos que nos están agrediendo, lo más común que hacemos es reaccionar con ira y en contra de esa persona.
Esta actitud nuestra puede manifestarse en un acto como alejarse de esa persona sin hacer nada más, responder con palabras y tonos rudos o hirientes, o hasta un ataque físico inclusive, en casos extremos. Pero normalmente, no sentimos compasión.
No sentimos compasión ante la persona que desagrada, compasión ante la persona que trata mal, compasión ante la persona que actúa con total toxicidad…
Quizá suene difícil o parezca de locos sentir compasión, más aún, actuar con compasión, ante personas que cometen este tipo de actos… Pero puede existir una manera.
Compasión en lugar de ira
Entonces para cuando sucedan cosas como las mencionadas, te dejo con mucho cariño estos pasos a modo de consejo:
1. Protégete
Desde la vulnerabilidad es más difícil que sientas compasión. El miedo tendrá mucha oportunidad de ganarte, y convertirse en ira.
Desde la protección física y emocional que ejerzas para no verte afectado o afectada por los actos de esa persona, te será mucho más fácil sentir y actuar con compasión. La protección te brinda un lugar seguro, y desde ahí es menos dificultoso actuar con compasión.
2. Recuerda quién eres y ámate
Con la mente ya más calmada por haberte protegido, recuerda quién eres…
Eres un ser humano, así que lo más probable es que alguna vez hayas sido tú quien actuó de esa manera tan negativa o desagradable.
Desde esa perspectiva, mira en el otro ser humano a alguien tan cercano como tú mismo o tú misma; y ámate, porque así como cuando tú actuaste de esa manera, merecías que te traten con compasión, de la misma manera la otra persona merece ese mismo trato.
Si aun recordando que tú también actuaste así o de manera parecida alguna vez, no sientes compasión; entonces quizá es una buena señal para evaluar con cuánto amor propio te tratas, con cuánta autocompasión saludable te tratas a ti mismo o a ti misma…
Pero si aun recordando que tú también actuaste así o de manera parecida, sientes que tú sí te mereces compasión pero la otra persona no; entonces también puede ser una señal para que te hagas una autoevaluación.
3. Separa las cosas y mantén el equilibrio
Una cosa es actuar con compasión hacia el prójimo, y otra es dejarte tratar mal o hacer daño por el prójimo… Cuando caes en esto pensando en que estás actuando por compasión, te están confundiendo, porque estás alimentando el abuso, Y NO ESTÁS ACTUANDO CON COMPASIÓN HACIA TU PROPIA PERSONA, así que inevitablemente estás cayendo en una gran contradicción.
Mantener el equilibrio entre las dos ideas es algo sumamente importante, tanto para ti como para los demás.
Finalmente…
Recuerda que siempre puedes optar por el amor… El amor protege a uno mismo, y también a los demás… El amor construye a uno mismo, y también a los demás… El amor, en su mayor manifestación, le suele hacer el bien a todos; ésa es su naturaleza… Al menos es mi opinión 🙂
No temas que por actuar con amor o compasión con una persona cuando ésta actúa mal, vayas a salir herido o herida… Si puedes mantener el equilibrio entre la protección a uno mismo y el amor a los demás, es muy probable que no salgas herid@…
¿Qué hubiera pasado, si a nuestro querido Arthur lo hubieran tratado en general con más amor, en vez de con tanta ira y rechazo?
Gracias por tu tiempo de lectura 🙂