Escribe: Moisés Gaviria.
“…en ese momento fue más como una terapia gratuita que me dieron las ardillas… Salí de su ‘consultorio’ totalmente distinto a como entré.”
Aunque definitivamente ir tejiendo y construyendo nuestra felicidad o los motivos de nuestra felicidad es algo que nos ayuda, dejarse llevar y observar lo que ya existe también nos puede brindar un momento de felicidad, aprovechable además para recapacitar y valorar aquello que muchas veces está en nuestras narices, nos puede ayudar, y aun así no observamos: La naturaleza y sus regalos.
El preámbulo: “La vida se abre paso”
Esta frase la recuerdo de una de las películas de la saga de Jurassic Park, de Steven Spielberg… En un momento los dinosaurios, que supuestamente no podían reproducirse porque eran puras hembras o puros machos, se empezaron a reproducir, realizando lo que parecía imposible… Fue cuando uno de los personajes principales trajo la frase a la reflexión, aludiendo a cómo la naturaleza y la vida de alguna manera encuentran el modo de existir, aunque eso no parezca posible.
Ahora en nuestra Lima urbana las ardillas han sabido abrirse paso y convivir con los seres humanos, hasta interactuar amistosamente con nosotros; olvidándose del desplazamiento que aquí en Lima, o en algún otro lugar, seguramente le habremos causado; dándonos así una primera lección de cómo construir nuestra felicidad, una lección que por lo general los animales siempre saben darla muy bien: Perdonar y estar abiertos a generar una amistad.
En general, los animalitos siempre tienen esa actitud… Algunos serán ariscos, y otros mantendrán su distancia; pero ninguno intentará agredirte a menos que sea por un asunto de autoprotección de cualquier índole, miedo o algún trastorno psicológico causado muy probablemente por el contacto con algún ser humano trastocado. Por lo tanto, los animales llevan en sí, naturalmente, un mensaje de paz y amistad, ambos conceptos valiosísimos para alcanzar nuestra propia felicidad…
Cuando vi las fotografías hace unos días, me gustaron tanto que le pedí al fotógrafo Droaguín me enviara unos textos donde me respondiera algunas preguntas muy concretas sobre cómo fue que las tomó… Cuando leí las respuestas, las fotos adquirieron más poder, y pude entender más claramente el mensaje que traían entre manos… A continuación, casi casi les transcribo la totalidad del texto enviado por nuestro amigo fotógrafo, contándonos el grueso de su historia y regalándonos su mensaje y reflexión.
Una caminata en San Isidro
Estaba con mi viejita conversando mientras me acompañaba en el camino… Casi por llegar a la avenida Salaverry, justo media cuadra antes (calle Barcelona, cuadra 6), frente a la Unidad de Bomberos de San Isidro, me di cuenta de una ardilla que estaba entre las ramas de los árboles del jardín de un edificio o residencial, a la altura de mi cara, super-cerca a mí…
Ya había visto ardillas a lo lejos en Miraflores, Lince y San Isidro; pero nunca una tan cerca.
Fue ahí cuando mi madre se emocionó muchísimo y quiso tomarle fotos con su celular… Y al instante dije en mi mente: “Éste el momento. Tengo que sacar la cámara rápido pero a la vez lo suficientemente lento para no asustar a la ardilla.”
También fue ahí cuando mi viejita empezó a cumplir el papel de asistente de fotógrafo, mientras me sentía fotógrafo de NatGeo, Discovery, Animal Planet, o por qué no, del CEDIA (Centro para el Desarrollo del Indígena Amazónico [nota del redactor]); mientras le tomaba las fotos a la ardilla, que parecía que entendiera lo que yo hacía porque cambiaba erráticamente de poses pero seguía mirando a la cámara siempre.
No sé si estaba atenta nomás por desconfianza, o si habíamos hecho conexión de algún tipo… Inclusive en un momento traté de llamarla haciendo sonidos con mi boca como si llamara a un perro o a un gato, y cada vez que lo hacía ella me miraba y se acercaba más a mí, pero igual manteniendo un distancia, pienso que por inseguridad de parte de ella…
A mí también me daba miedo que me saltara a la cara y me hiciera daño…
En plena sesión de fotos, mi vieja (que estaba super-emocionada por cada cosa que hacía la ardilla) y yo nos dimos cuenta que la ardilla era mamá, por como tenía sus mamas; y fue algo más raro inclusive de tener la oportunidad de fotografiar, al menos en nuestras posibilidades.
Luego de haber terminado la sesión con la mamá ardilla, nos dimos cuenta que a unos metros nomás, en otro árbol, de otra casa, había lo que creo yo eran dos de sus hijos (una hembra y un macho).
Fue super-emocionante porque jugaban entre ellos y también tenían ese tipo de acercamiento conmigo. Posaban, me miraban. Si los llamaba, se acercaban; pero eran mucho más hiperactivos, como casi todo niño, pienso yo… Algo además muy comprensible y entendible para mí, ya que fui diagnosticado con TDAH (Trastorno por déficit de atención con hiperactividad) a muy temprana edad.
Uno de ellos, el macho, se me acercó tanto que me logró morder el dedo cuando se lo acerqué para hacer contacto físico. Por suerte fue despacito… Yo saqué mi dedo al toque y él retrocedió un poco, poniendo cara de preocupado, como si hubiera hecho algo malo… Creo que no era su intención hacerme daño.
Luego de eso, terminó todo. Guardé mi equipo y seguí mi camino con mi viejita.
Un giro inesperado: Encontrando la felicidad en el camino
Previo a lo ya narrado, antes de salir a caminar había tenido una conversación muy tensa y cargada… Así que cuando salí con mi vieja, en el camino empezamos a conversar, por iniciativa mía, sobre un tema que escogí para poder descargar y canalizar lo que en ese momento sentía…
Todo el camino me la pasé descargando y descargando lo que tenía hasta que me encontré repentinamente con la primera ardilla, que literalmente me sacó en mi totalidad de eso que estaba pasando.
Fue como un super-cambio radical. Primero por concentrarme en otra cosa, que era tomar las fotos a la ardilla y toda la sesión de fotos en sí; pero cuando terminé todo eso, mi vieja me dijo algo así como “Qué tal cambio, ¿no?”. Y fue en ese instante cuando pasé a concentrarme en observar cómo me sentía en ese mismo momento, para darme cuenta, a su vez, de cómo me había sentido antes de encontrar a las ardillas… Y sí pues… ¡QUÉ TAL CAMBIO!
Fue como que ya no sentía esa carga, ira, frustración, etc, etc. Simplemente se esfumó con lo acontecido con las ardillas. Realmente más que tomar fotos por pasatiempo o pasión, en ese momento fue más como una terapia gratuita que me dieron las ardillas… Salí de su “consultorio” totalmente distinto a como entré.
Y déjenme decirles que es realmente increíble cuando logras darte cuenta de todo esto que menciono. A partir de ahí, mi cerebro ya no pensaba en otra cosa más que en la “terapia” que tuve; los animales, la naturaleza, la fotografía, las emociones, sentimientos, acciones, pensamientos e infinitamente etcéteras…
Vamos cerrando
Las ardillas son ahora más fáciles de encontrar en nuestra Lima urbana y seguramente muchas urbes y ciudades tendrán algún animalito particular que esté aprendiendo a convivir en el lugar. Adicionalmetnte; las avecillas, los espacios de pasto y flores, los árboles; en fin, los animales y las plantas, están en nuestras ciudades hace mucho tiempo.
Las fotografías de Droaguín nos ayudan a recapacitar sobre todos esos animalitos y plantas que se encuentran ahí, tan cerca nuestro, y que muchas veces no podemos ver por andar ensimismados o cegados en algún pensamiento negativo y estresante…. Las reflexiones del fotógrafo nos ayudan a pensar cómo tan cerca nuestro y en algo tan simple como una caminata podemos encontrar una terapia gratuita que nos ayuda a desarrollar nuestra felicidad.
Así que, si deseas ayudarte a de esta manera a ser más feliz, puedes ir eligiendo horario, compañía y ruta para salir a caminar en tu ciudad o donde estés y buscar esa cuota de naturaleza que tanto bien nos hace… No la dejes escapar… Eso sí, recuerda siempre tomar tus precauciones para cuidarte a ti, a tus compañeros, a las plantas y a los animalitos. Y por supuesto… ¡Disfruta también del clima!
Huayranga Felicidad
Esta nota ha sido elaborada en el marco de nuestra línea de acción social Huayranga Felicidad, que tiene como objetivo Ayudar a las personas a desarrollar su felicidad.
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