Mientras divago entre la duda existencial de si me paro a barrer la casa o si me quedo a escribir esta nota, voy recordando casi sin querer cuáles son las anclas de amor que tengo yo en mi vida…
También recuerdo los desvíos… No puedo dejar de pensar en el abuelo de 72 años que terminó matando a sus dos nietos y luego suicidándose, allá en algún lugar de España…
La nota la leí apenas hace unos minutos… ¿Pero qué tiene que ver con este tema?
Pues todo…
Todo tiene que ver…
Ya que si ese hombre se hubiera acordado de que esos nietos eran dos de las anclas de amor más importantes de su vida, entonces lo más probable es que su mente se hubiera reorientado y no hubiese terminado cometiendo semejante acto de violencia y desamor para con ellos y para con él mismo… Pero la vida es así… Y él ya lo hizo y ya no puede corregirlo…
Sin embargo; nuestro caso es diferente…
Todavía estamos vivos y por lo tanto todavía podemos corregir o reorientar -de aquí en adelante- todos nuestros actos…
Y es esa reorientación de nuestros actos -por ejemplo- una de las cosas en las que las anclas de amor pueden ayudarnos; siempre y cuando, claro está, aprendamos a manejarlas o a gestionarlas…
Pero primero lo primero…
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Si quisiera definir las anclas de amor, diría que las anclas de amor son todos aquellos elementos que amamos tan profundamente en nuestras vidas, que pueden servirnos como puntos de apoyo psicológico, emocional y conductual, tanto para salir de situaciones de crisis, como para prosperar en tiempos de tranquilidad…
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Dicho esto como una definición básica de lo que vamos a llamar anclas de amor durante el desarrollo de esta nota, procedemos ahora a contarles un poco sobre cómo éstas pueden ayudarles a crearse una vida mejor para ustedes mismos y también -¿por qué no?- para todos los demás seres que se encuentran a su alrededor 🙂
1. Pueden ser una gran motivación para reorientar nuestra vida y nuestros actos
Hace algunos años pasé por una memorable crisis emocional en mi vida…
Estaba jodido, como se dice…
Me recuerdo triste, desorientado, desolado, con algo de ira también… En fin… Sufriendo a paso firme y “con todas las cremas”, como dice mi sobrino…
Cómo llegué a ese punto no viene tanto al caso para esta nota… Pero sí la forma en la que me ayudé a salir…
En mi caso fue un profundo y largo viaje por la senda del amor propio…
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Fue ese amor propio, ese amor por mí mismo, lo que se convirtió en el ancla de amor fundamental que me motivó y me ayudó a salir de esa situación tan jodida en la que estaba…
Yo diría, incluso, que fue ésa la ocasión en la que este concepto fue forjándose en mi mente… Tuve que agarrarme de algo para no caerme en ese rato… Y fue justamente ese amor propio el elemento del que me agarré, me anclé, para no perderme en la tormenta…
Creo que si no hubiera sido por ese amor propio del que me agarré en ese momento, otra muy distinta sería mi historia… Es decir, quizá seguiría inmerso en esas aguas hasta hoy…
Pero me sostuve, me anclé de ese amor… Y fue ese amor mi principal motivación para salir de esa situación y reorientar mis actos y mi vida…
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Debo decir, justo aquí, que las anclas de amor que pueden servir como motivación para una reorientación de ese tipo pueden ser muy variadas, y eso dependerá de cada persona…
Para algunas personas podrá ser el amor propio, como para mí… Pero para otras podrán ser, por ejemplo:
- El amor por sus hijos
- El amor por sus padres
- El amor por sus animales
- El amor por la naturaleza
- El amor por sus convicciones
- El amor por su profesión
- El amor por su país
En fin… La lista es simplemente infinita porque dependerá de qué ame cada persona, con la suficiente profundidad, como para que ese amor se convierta en un ancla de amor para él o para ella…
El asunto es que, en esta parte de la nota, entendamos que un ancla de amor bien definida puede servirnos de motivación fundamental para reorientar nuestros actos y nuestra vida hacia aquello que deseamos, y de esa manera pueda ayudarnos a crearnos una vida mejor para nosotros mismos y para los que nos rodean… 🙂
2. Pueden ayudarnos a enfocarnos en nuestras prioridades
Con el trajín del día a día es común que perdamos el enfoque sobre cuáles son las prioridades esenciales de nuestra vida… Ésas de larga data… Es decir, las más importantes…
Es como si, al enfocarnos en el cortísimo plazo de cada día que va pasando, perdiéramos la perspectiva panorámica de lo que estamos haciendo a lo largo de toda nuestra existencia…
Yo mismo, en este instante, me pongo a reflexionar sobre cómo me ocurre esto en algunas áreas de mi vida…
Y es que parece suceder sin que nos demos cuenta… Sin que realmente queramos que suceda…
Se ve bastante en algunos padres, por ejemplo… Aman mucho a sus hijos y por ello se esfuerzan mucho por darles lo mejor… Pero en ese esfuerzo diario terminan perdiendo la perspectiva y sus prioridades se van tergiversando… Con el tiempo, acaban más enfocados en el trabajo y en generar dinero, que en pasar tiempo de calidad con sus hijos y brindarles de esa manera un amor directo y una relación fortalecida… Al final, sin querer queriendo, su trabajo y sus agendas financieras terminan siendo receptores de su amor más directo (tiempo y energía), que sus propios hijos…
Pienso que, si recordaran más seguido que sus amores más importantes son sus hijos y no sus trabajos ni cuánto dinero puedan generar (incluso para esos mismos hijos), entonces podrían tener una vida mejor ordenada de acuerdo a sus propias prioridades…
Es decir… Si a unos padres que amaran a sus hijos se les pidiera que pongan en orden de prioridad estos dos elementos, muy probablemente darían la siguiente respuesta:
- Hijos
- Trabajo
Dirían que sus hijos son más importantes en su vida que el trabajo y que el dinero, y que más bien su trabajo y sus agendas financieras son para sostener y darles una vida mejor a sus hijos…
Pero cuando los hijos crecen y van desarrollando su propia personalidad, entonces la distancia y el tiempo perdido se hacen evidentes… Y entonces estos padres se dan cuenta de que -sin querer- pusieron al trabajo y al dinero antes que a sus hijos… Es decir, aunque no era lo que ellos realmente querían, su vida funcionó con el siguiente orden de prioridad:
- Trabajo
- Hijos
Y así; sin darse cuenta, gestionaron mal sus prioridades…
Ojo que -tomando el ejemplo otorgado- no se trata de deshacerse de ninguna de las dos prioridades, sino más bien de tener muy en claro cuál es el orden en el que realmente las quieres en tu vida, y vivir en consecuencia con esa perspectiva…
Tener muy en claro cuáles son tus anclas de amor y cuál es el orden en el que las listarías es algo que podría ayudarte, muy efectivamente, a ordenar mejor las prioridades de tu vida y enfocarte mucho más productivamente en ellas…
¿No me crees? Te animo a que, en este preciso instante, visualices tus primeras tres anclas de amor que se te vengan a la mente, y reflexiones un poquito sobre si estás llevando a cabo las acciones de tu vida de acuerdo a esas prioridades… ¿Hacia adónde va la mayor cantidad de tu tiempo y tu energía?
Sería un interesante primer paso para empezar a evaluar si realmente estás yendo por el camino que deseas 🙂
3. Pueden ayudarnos en la planificación de nuestras vidas
Lo primero y quizá lo más importante en este aspecto es que nuestras anclas de amor nos pueden ayudar a elegir adecuadamente nuestras metas…
Esto es sumamente relevante, ya que elegir adecuadamente nuestras metas es lo primero que se debe hacer en un buen plan… Tener una meta inadecuada suele ser, desde ya, un plan inadecuado…
Las anclas de amor nos ayudan a saber lo que es realmente más importante y más amado por nosotros; y, si las tenemos en cuenta, pueden ayudarnos a elegir más adecuadamente nuestras metas u objetivos…
Dicho de otra manera… Si primero listamos nuestras anclas de amor más importantes, y luego de eso definimos nuestras metas más importantes; entonces nuestro plan iniciará con unas metas más alineadas con nuestro corazón, y eso, bien gestionado, suele ser una fortaleza en la planificación de nuestras vidas…
Por ejemplo… Si una persona listara sus primeras tres anclas de amor y en primera instancia le saldría una lista como ésta:
- Hijos
- Pintar
- Naturaleza
Entonces podría ir definiendo sus metas u objetivos a largo plazo de la siguiente manera:
- Tener una relación cada vez más fortalecida con mis hijos
- Pintar cada vez cuadros más bonitos
- Vivir cada vez más cerca de la Naturaleza
Es un ejemplo muy sencillo, pero lo más importante es entender la coherencia…
Revisando y redefiniendo diligentemente nuestras anclas de amor, y adaptando nuestras metas y objetivos a cada una de ellas, estaremos dando un primer buen paso en el proceso de planificación de nuestras vidas…
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Por último… En cuanto al tema de la planificación de nuestras vidas…
Recordemos que las anclas de amor, además de ayudarnos a definir nuestras metas, nos pueden ayudar a motivarnos para reorientar nuestra vida y nuestros actos, así como a mantenernos enfocados en nuestras prioridades…
Estos dos últimos puntos también están directamente relacionados con la planificación de nuestras vidas, pero ya han sido tratados en los primeros dos subtítulos de esta nota que ya está por terminar 🙂
Anotación final:
Recordemos que las anclas de amor son un punto de apoyo que pueden ayudarnos en los temas que han sido tratados a lo largo de esta nota, pero su uso podría ser mucho más amplio… En la medida en que las utilicemos y las vayamos gestionando, muy probablemente estos nuevos usos irán apareciendo…
También es relevante mencionar que las anclas de amor pueden ir cambiando a lo largo de nuestras vidas… Podrán desaparecer algunas, aparecer otras nuevas, algunas incluso desaparecer y luego reaparecer; y otras simplemente irán cambiando de posición en nuestra lista… Lo más importante es estar atentos para que estos cambios sean conscientes y tengan coherencia con nuestro corazón y con nuestra voluntad, de tal manera que sean siempre una guía para ayudarnos a crearnos una vida mejor, y no un timón desorientado que termine llevándonos hacia un lugar al que realmente no queramos llegar…
Gracias por su tiempo de lectura 🙂
Cuídense mucho…
¡Y que estén muy bien!
😃
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